ANECDOMALVINAS
 

  PUCARÁ EN MALVINAS 

 

 

La verdad de los veteranos

 

 

 

Como me pongo feliz, cuando escucho que, los hombres,
Rugen y gritan tu nombre:    ¡Argentina, Argentina!
Por el pecho me camina, un Ejército animoso
Que marcha altivo y ruidoso y hasta me invita a soñar.

 

 

Siento ganas de trepar y de un imponente salto.
A un lugar visible y alto y gritar a viva voz, para que me escuche Dios.
Por todos los que quedaron; por todos los que volvieron;
y que aun no consiguieron superar tiempos de horror.

 

 

Dios sabe con cuanto amor se obedecen sus mandatos
Pero aun hay insensatos, que dicen que las Malvinas no son más Argentinas.
Pero así no son las cosas, nuestra Patria es una rosa,
Que solo muestra su espina, cuando un intruso se anima y muestra su felonía.

 

 

Si es nuestra soberanía, un pájaro azul de cielo,
Y es tan nuestro, nuestro cielo, como es nuestra la verdad.
¡Que se vayan con sus guerras, los que no saben amar¡
Y no nos asusta pelear, pero sino hay mas remedio,
Aun con Dios de por medio, armaremos nuestras manos.

 

 

 

De los cerros a los llanos; desde ciudades por ríos, 
Gritaremos plenos de fé.Terminemos de una vez,
Son nuestras… no discutamos.

¡¡¡MALVINAS ARGENTINAS!!!

Argentino Mèndez- RI MEC 7 ARANA- LA PLATA. (ex combatiente).

P.d: Le agradecemos en nombre de la Generación Malvinas de Santa Fe, al ex combatiente de Malvinas Aregentino Méndez por dar confianza de su poesía a nuestra agrupación y así también a su hija Melina Mèndez que entró en contacto con nosotros para sedernos este tan emocionante escrito. Muchas Gracias.
 


 

 RELATO :ESTELA

AUTOR: ANDREA 


 

 


Historia de un Héroe de Malvinas

 
 
Miguel Roberto Paz.
 

 

 

 

Miguel era de Tucumán, y yo de la Provincia de Córdoba.

 

 

 

 

Nos conocimos en una visita que él hizo al lugar donde yo vivía.

 

Tras años de noviazgo decidimos casarnos: por civil en la provincia de Córdoba, y por iglesia en Tucumán.

 

Después del casamiento a él le dieron el pase para Punta Alta, así que nos instalamos ahí.

 

Donde Dios nos bendijo con la llegada de nuestro primer hijo el 21 de agosto de 1975: Javier Roberto Paz, y el 10 de enero de 1978 Dios nos bendijo nuevamente con el nacimiento de nuestro segundo hijo Cesar Walter Paz.

 

Los dos nacieron en el Hospital Naval de Puerto Belgrano, fueron bautizados en la iglesia “Estella Maris” en la base.

 

A los 4, 5 años aproximadamente nos trasladamos a Bahía Blanca por decisión nuestra, donde vivimos un tiempo.

 

Miguel se encontraba trabajando en la Fragata Libertad, en la ciudad de Buenos Aires, barco que lo llevó a recorrer el mundo mas de una vez.

 

El era un alumno excelente, que debido a su alto promedio en la marina batió record en dar vueltas al mundo.

 

Una noche Miguel vuelve de Buenos Aires a Bahía Blanca y me informa que le daban el pase como Maquinista al Crucero ARA General Belgrano.

 

En ese momento él trató de hablarme lo mas cautelosamente posible, porque tenía que explicarme que su presencia en el Crucero, implicaba su presencia en la Guerra de Malvinas.

 

Para mi fue terrible la noticia, sentí mucho miedo, pero su respuesta fue que el prometió defender la Patria hasta perder la vida.

 

Armó su valija y se despidió de los tres: a mi me dijo que cuidara a los nenes y me cuide yo, y que la virgen Estella Maris la patrona de ellos, lo iba a traer de regreso a casa.

 

A los nenes que cuidaran a mamá y que se portaran bien.

 

Se embarco en el Crucero, el crucero estaba en Punta Alta y de ahí navegaron hacia Ushuaia, para provisiones en ese lugar Miguel me escribe una carta donde cada palabra no solo esta guardada en un sobre sino en el corazón y mente de cada uno de nosotros.

 

El Crucero continuó su navío y aún no encontrándose en la zona de combate es sorprendido por un submarino de la fuerza inglesa, que por supuesto controlaba sus propios intereses, le comunica a la señora Tacher la presencia del Crucero, frente a lo cual la respuesta fue “húndanlo”. La tripulación del submarino informo que el Crucero no estaba en zona de combate, pero esta señora tan fría como el hielo, y tan dura como una roca, repitió la respuesta: “hundan al Belgrano”.

 

El crucero recibe dos impactos del submarino Conqueror, en el Atlántico Sur, los cuales lo llevaron al Crucero a las profundidades del agua del Atlántico.

 

Yo me encontraba en mi casa, preparando la merienda a los nenes, que miraban los dibujitos, y en ese momento la programación era interrumpida para dar con comunicados, en uno de ellos, informan que se presumía en hundimientos de Belgrano.

 

Mi primer reacción fue gritar y los nenes corrieron a abrazarme y preguntaban que pasaba.

 

A partir de ese momento mi vida era una especie de infierno, incertidumbre, miedo, angustia, desesperación.

 

Decidí viajar a Espora donde llegaban aviones que traían heridos o fallecidos del Belgrano, todo lo hice sola a esto pidiéndole a una amiga que me cuidara a los nenes.

 

También viajaba al hospital de la base siempre con una búsqueda desesperada.

 

Anímicamente no estaba bien, entonces un medico me indico hacerme análisis a los tres día busco el resultado y el hombre que me entrega los papeles me felicita, yo sorprendida me siento a leer y veo la confirmación de embarazo.

 

Esto trajo polémica entre mis familiares porque me decían que iba a ser muy difícil esto, pero yo les dije que esta bendición de Dios yo la iba a llevar adelante.

 

Lo paradójico es que el sueño de Miguel era tener una hija mujer, y cuando Dios decide regalármela, él no estaba conmigo para disfrutarla.

 

Seguí a Espora hasta que se dio la orden de no buscar mas restos del Belgrano.

 

De este momento en adelante la vida me obligaba a ser una mujer fuerte y afrontar una situación tan difícil, tenía que ser mamá y papá al mismo tiempo, y saber sobrellevar a mis hijos y comprenderlos.

 

A pesar de tener algunas cosas de Miguel en mis manos, no alcanzaba para cubrir el vacío, la soledad y la incomprensión que sentíamos mis hijos y yo.

 

Al año aproximadamente decidí venirme a vivir a Granadero Baigorria porque tenia familiares cerca.

 

Mi tarea continuó siempre y siento hoy en día que en los ojos de mis hijos Javier, Cesar, y Andrea que es la bebe que dios me regalo, son ahora tres adultos, los cuales los crié y enseñe lo mejor que pude, y en la mirada de ellos siento que sigo viendo a Miguel, y se que el desde donde está, nos cuida, nos protege como nuestro propio Ángel Guardián.

 

 

 

FIN.

 

 

 

 

 


 
   
 
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